lunes, 17 de noviembre de 2014

Discurso de Despedida

Un segundo duro mi paz después de aquel adiós, indudablemente nunca antes me sentí así, tan desequilibrado, tan falto razón y de respuestas, si en un espacio de tiempo anterior tuve la certeza de alejarme, dos suspiros más tarde perdí mi oportunidad de retenerte. Pero eso no es todo, incluí en esta historia a la niña de mi ilusión, por quien creí estar seguro de dejarlo todo pero que al final no tuve el valor. Y qué hago con sus ojos que solo quieren ver por los mios, y qué hago con sus sueños que hoy descansan en mis brazos, qué hago con su vida que ahora esta junto a la mía, qué hago con mi alma que te grita que te extraña. Que equívoco el momento en el que creí decirte la verdad, cuando verdad es que marcaste mi vida sin yo saberlo, y ahora mi decisión debo afrontar, y ser la felicidad que Dios quiere que yo sea, y me quede la satisfacción de la entrega obediente, aunque implique el sacrificio de perderte para toda la eternidad, porque aunque suene loco, tonto, estúpido sin sentido, hoy solo puedo extrañarte,  y resignarme pensar que sin mi estarás mejor, sin dejar a un lado la esperanza de que un día Dios por el camino nos vuelva a cruzar, y poder reivindicar la felicidad que por tonto un día deje.