jueves, 2 de febrero de 2012

Dejando Huellas...



Acabo de convenserme que la carga que llevo sobre mis hombros es cada vez más pesada, la responsbilidad de dejar huella en un mundo donde tantos hombres y mujeres han pasado, muchos buenos, muchos malos, y otros que han superado a éstos. Tengo las herramientas, una testarudes como pocas, y una sonrisa que trato de mirar en los espejos de la amargura ajena, esto como terapia motivacional. Las fuerzas claro que se acaban, un tanque de gasolina por más capacidad que tenga, y aunque se revalse, tarde o temprano se acaba, y sobre todo si al principio de cada momento el acelerador está hasta el fondo, pero aún con la reserva debo llegar hasta el punto donde pueda abasteserme y seguir mi camino. Fui elegido para triunfar, y eso desde el momento que surgió la idea de convertirme en materia, pero como prueba, incluyeron en el modelo de fábrica miles de defectos que pondrían dificil el camino para llegar hacer lo que en el libro de la vida y del destino se escribio para mi. Cada día enfrentó la pelea más dura que un hombre puede afrontar, el enfrentamiento con el ribal más duro que puede existir, no hay nada mas desgastante que luchar hoy contra el hombre que fui ayer, y sabiendo que después de derrotarlo sé que el que viene mañana trae la misma consigna. Es tan dificil aceptar esta realidad que a veces prefiero acomadarme en el sillón de la mediocridad, y vacacionar en el paraiso de los placeres efímeros, pero al final me he quedado tan vacío, sin fuerzas, sin razón, habiendo perdido lo que tanto me costo ganar. Pero aún así me sigo autoconvenciendo que al final soy un ser humano más, colmado de defectos y de errores, pero también soy al que una fuerza superior a cualquier otra, con potestad sobre cada una de las maravillas que hay en la tierra, le otorgó una misión especial, la de no pisar en el mismo lugar donde pisaron todos, sino hacer una nueva senda, de victoria, que sea digna de seguir por aquellos que buscan ser hoy mejores que ayer, por lo que seguire avanzando, luchando, cayendo, levantandome, reindo y llorando, con paso firme, siempre hacia adelante, siempre dejando huella, aquella que es buena opción a seguir, no por ser la que no tiene desvíos, sino que junto a ellos se encuentra la ruta de regreso, al camino trazado por Dios...