domingo, 9 de enero de 2022

Desde mi balcón





Tarde soleada del mes de marzo,
desde mi balcón veo un cielo despejado,
los pájaros vuelan libres y cantan de felicidad,
es notable su alivio ante el encierro humano.

Me refugio en mi silencio,
pues con ello vuelven a mi sensaciones olvidadas,
el viento trae un poco de brisa sobre mis mejillas,
ese mismo viento que hace bailar las copas de los árboles.

Cuanta sencillez perdida en el afán,
corriendo de aquí para allá, día tras día,
creyendo que el ruido y el humo de los autos eran normales,
dejamos de ver las maravillas que son gratuitas.

Hoy desde mi balcón solo veo hermosura,
un paisaje de montañas coronadas con nubes,
una bóveda celeste llena de infinita paz,
luz de día que se me ocultaba detrás de cuatro paredes.

Verdes árboles de ciprés, lilas jacarandas, frescos eucaliptos,
en medio de una ciudad y un gentío que hoy tiene que descansar,
simplicidad tan grandiosa, belleza pura sin maquillaje,
esplendor que es reflejo del gran amor de Dios.

(Mixco, 24 de marzo de 2020)