martes, 23 de octubre de 2012

Despedida




Es lo mejor dijo Él mirándola fijamente a los ojos, mientras que sobre una de las mejillas de Ella corría una lágrima, pero con la fortaleza que sólo el sexo "débil" sabe tener, respondió, "Sí, es lo mejor", mientras que sus manos lentamente se  soltaban, el nudo que había enlazado sus almas aún no podía decir lo mismo, pero aun así cada quien inicio su camino. Verlos partir era una escena dura, pues sus pies parecían no querer avanzar hacia el lugar que el destino les había preparado, mientras que aquella lágrima que Ella había derramado se secaba, Él no pudo contener el llanto, con la debilidad que solo el sexo "fuerte" sabe tener, y cuando al fin sus manos lograron soltarse, ambos se dijeron adiós, y viéndose ambos sus rostros se despidieron. Ella, respiró y miro al cielo, como dando gracias, Él lo intentó, pero parece que la letanía que escucho en su contra fue demasiado cierta como para poder marcharse con la frente en alto, por  lo que se fue, humildemente derrotado. A partir de aquí, Dios sabrá hacia donde llegan sus  caminos. Se ha escuchado hablar de la entereza de Ella, por  lo que seguro su futuro es prometedor... De Él... no se habla mucho, pero por ahí han dicho que saldrá adelante. Por el momento, en su soledad, cada quien buscará la forma de quitar el sabor amargo que queda, aun cuando es la mejor decisión; después de esta despedida....

lunes, 22 de octubre de 2012

Oración



Sólo te pido que nos regales el horizonte para ver lo que hay más allá del límite que  nos trazamos, una caja para echar los sueños rotos, y una bodega para guardar los sueños que pretendemos alcanzar... Sólo te pido que no me olvide, y más que eso, te pido no olviidarla... Sólo te pido más felicidad que la  que  nos dimos, y menos  lágrimas que las que pudimos derramar... Amén..

Encuentro




A veces sin quererlo me brotan las palabras, tal vez porque ayer te vi en el horizonte, pensativa y despistada, como si nada de lo que hubiera a tu alrededor te perturbara. No sé qué era más bello, si el paisaje de las hojas de  los árboles cayendo como el más hermoso espectáculo de un octubre como cualquier otro, o el resplandor de tus ojos al ver los últimos rayos del sol de una tarde de domingo. No sé si te encontré sin quererlo, o me perdí y te encontré, pero el hecho es que el acontecimiento viene a sumar uno a la lista  de momento inesperados, pero a la vez anhelado. Te invito a que me esperes nuevamente, en el mismo lugar, en silencio como lo hiciste, disfrutando del viento sobre tu cara, que ahí te enviare caricias que por cobarde aún no puedo darte, y no te olvides de  impregnar tu  perfume en la brisa, que si he de esperar la  eternidad de los días que me faltan para verte otra vez,  quiero llevarme por lo menos tu aroma...

domingo, 21 de octubre de 2012

Inspiración




Juro por mi mismo que es la última historia sobre mí, que la luz del sol me ilumine para ver el claro de tus  ojos, y los campos verdes, y que de mis pensamientos solamente broten palabras bellas cual si fuera un manantial de agua fresca, y que sea el azul del cielo el papel en el que plasme la inspiración divina que tus besos hacen brotar en mi razón, un poco alterada, como la realidad que vivo... o sobrevivo no sé, así como no sé si escribo o simplemente pienso. Pero para no perder el horizonte trazado en la primera frase de éstas líneas, juro que serás tú amada vida, tú fresca mañana, tú radiante sol, tú aromática flor, tú belleza pura hecha mujer, Tú Gloria Eterna, a quien dedique estos minutos de adorable locura, que algunos admiran y a otros disgusta... Para que a través de cada uno de ustedes, se dignifique mi alma, y mis pasos sean más firmes, y no sea letra sobre letra sin motivo ni razón, sino que sea como un ladrillo sobre otro, que forma una columna fuerte que sale del cimiento de mi corazón y llega hasta la eternidad de tu inmenso amor...

La Fórmula...




Caminaba por la calle, era un día como cualquier otro, cuando de repente me vi en los ojos de un niño que jugaba, la luz y la ilusión que ayer buscaba en un baúl de cosas viejas, y le pedí a Dios que me diera la fórmula para poder obtener esa luz, y me respondió, "Tú la sabes bien...", y seguí mi camino.

Más adelante me vi en las manos de un hombre que construía una columna, bajo el sol radiante de un medio día de verano; la fortaleza que un día sin querer deje tirada en una tarde gris de otoño, cuando me deje vencer por las adversidades; entonces me dirigí nuevamente a Dios y le pedí que me diera la fórmula para tener nuevamente esa fortaleza, y Él me volvió a responder, "Tú la sabes bien...", y de nuevo seguí mi camino.

Luego en una plaza, sentada en una banca vi a una mujer junto a su hijo, en sus rodillas sostenía una canasta llena de dulces los cuales pretendía vender, y escuche cuando su hijo le preguntaba si ya había conseguido vender algo para poder comprar algo para comer, y ella le respondió, no hijo "pero ya venderemos algo" y se sonrío amorosamente, y luego miró al cielo; y en ese momento vi en su rostro la esperanza que un día perdí en una apuesta con el destino; y volví a replicar a Dios que me diera la fórmula para recobrar mi esperanza, y con voz dulce el nuevamente me dijo "Tú la sabes bien..." y tuve que seguir mi camino.

Luego de ver tan maravillosa escena, salí del parque, vi a un hombre que limpiaba la calle, con una escoba y un recogedor limpiaba cuidadosamente cada centímetro, tanto de la acera como de la calle, y cuando la gente lo miraba, sus labios pintaban una sonrisa radiante, que con el brillo del sol sobre su frente se hacia más grande y deslumbrante, y me recordé de aquella sonrisa que yo perdí entre el desorden de los afanes, y correr de las preocupaciones, también de unas cuantas que perdí por el dolor de las perdidas y otras por el coraje de los fracasos sin sentido; y le dije a Dios, por favor, "Dame la fórmula para recobrar esa sonrisa", y ahora con un tono un poco más autoritario exclamo "¡Tú la sabes bien!", y seguí mi camino.

De pronto me vi frente a la iglesia, en que momento llegue hasta allí no sé, pues creo que por un segundo perdí el norte. Entre y allí vi a mucha gente, hombres, mujeres, niños y niñas, adolescentes, ancianos, y cada uno oraba de manera distinta, unos de pie, otros de rodillas, otros en voz alta exclamaban "¡Ayúdame Señor!", otros daban gracias, otros sentados no perdían la vista de aquella imagen que despertaba la piedad en ellos, particularmente aquel cristo ensangrentado con la cruz a cuestas. Y vi entrar a toda esa gente con un semblante de desconsuelo y dolor, pero a todos los vi salir reconfortados, sus rostros reflejaban la seguridad de haber dejado sus penas en manos de quien si puede con ellas, con nueva luz, con nuevas fuerza, con nueva esperanza, con una sonrisa... Y le dije a Dios... Tenías razón, cuando te pedía la fórmula y me dijiste que yo la sabía bien, y en ese momento recobré la fe, y mis rodillas se doblaron frente a Él, estaba en su casa, que mejor lugar que ese, y con tan solo decir "Padre nuestro..." a mi  vida volvió todo eso que deje perdido, y que el mismo Dios había puesto frente a mí en el rostro de otras personas, y me dijo "Te das cuenta que sí... yo tenía la razón, Tú sabías muy bien lo que debías hacer... pero no  era solo venir hasta aquí", entonces le pregunté, ¿no era sólo eso?, y me respondió, "No, sino haber tenido la capacidad de verme y escucharme, en la voz de otras personas. Tuviste la capacidad de oír mi voz al ver la luz en los ojos de un niño, ver la fortaleza que Yo te doy en el trabajo de otro, llenarte con la esperanza de la misericordia plasmada en el rostro de una madre, pudiste iluminarte con la sonrisa del hombre que pese a las adversidades es feliz, y pudiste llenar el vacío que hay  en tu corazón movido por la Fe de la gente que clama  a mí..."

Al escuchar  todo eso la lagrimas empezaron a salir, y mi  corazón empezó a arder, y desde entonces decidí, que los problemas de la vida no vencerán nunca, si mi Fe esta puesta en Dios, que mis ojos jamás dejaran de tener luz, que mi cuerpo nunca perderá la fortaleza para seguir, aún con el cansancio del camino, que la esperanza es lo último que se pierde, y que ante las adversidades siempre, pero siempre, siempre tendré una sonrisa... Porque detrás de la tormenta siempre viene la calma...