viernes, 8 de mayo de 2020

Tan cerca y tan lejos




Juro por mi vida que cada día quisiera amarte como la primera vez, pero al ver hacia atrás encuentro muy distante esa ocasión, trato de retroceder para llegar a aquel momento en el que te dije el primer te amo, pero me encuentro con el muro de tu indiferencia y un camino lleno de piedras, las piedras de mi soberbia y mi orgullo. 

Cada mañana quisiera abrir la ventana y dejarme llevar por los rayos del sol y el canto de los pájaros, llenar mis pulmones de aire, ir a la concina y servirme un café, empezar un día normal, pero más que eso anhelo ver tu sonrisa y tus ojos llenos de esperanza, expectantes a lo que el transcurrir de los minutos nos va a ir mostrando, pero despierto y sobre mis ojos hay una venda, mis oídos están cerrados y pareciera que no puedo ni ver ni escuchar nada, y mi cerebro se programa para ver el nuevo amanecer igual que ayer aún sabiendo que no fue buen día.

Ayúdame a ver el día con la misma ilusión que lo vimos antes, a sacar de entre las nubes grises el sol resplandeciente, a echar de una buena vez de nuestras vidas la monotonía, a llenar de risas cada momento aún cuando la adversidad este en medio de nosotros.