martes, 17 de julio de 2018

Círculo

Después de la muerte, lo único cierto en la vida es que cada acción u omisión que se nos atribuya, traerá consecuencias que habrá que enfrentar, si son positivas será a causa de tu  bondad, si son negativas, será a causa de la maldad que existe en el mundo, a todo lo que se encuentra en tu entorno, a la gente que te rodea, pero jamás, te culparas a ti mismo. 

Bendito el destino que es instrumento del Creador,  porque será el que se encarga de cobrar las cuentas de tus actos; una a una pasará  las facturas, algunas con saldo a tu favor otras en tu contra; mil veces más bendito el ser Supremo que de todas las vivencias te deja aprender, que junto a cada piedra del camino pone una mano  para levantarte en el tropiezo, por  cada desierto recorrido, te pone al frente un manantial, sabio y misericordioso, sobre todo sabio, porque desde un inicio sabe  que camino vas a tomar, y no le importa si resulta no ser el mismo que Él pensó para ti, eso no importa, si al final de cuentas, Él será el bastón con el que puedas apoyarte, cuando las fuerzas ya no alcancen, cuando el cansancio te haya vencido.

Hoy,  soy yo quien se encuentra el abismo de los errores de la vida, en el fondo, hasta donde no puede ir más abajo, allí mismo de donde muchas veces logré salir y de donde miles de veces volví a caer. Desde aqui, donde  los ruegos no alcanzan para pedir perdón,  donde los gritos se vuelven silencio y las palabras un acertijo,  los oídos un madero y el corazón de duro como la roca; de donde quiero levantarme y no puedo, veo hacía atrás y encuentro miles de momentos como éste, la única diferencia es que antes hallé la salida, y hoy me encuentro a la deriva. Y si Dios se apiada de mi alma, lo mismo pido a tus ojos, que aún me ven llenos de compasión, pues el favor del señor,  no tiene razón de ser sin el tuyo, perdóname si es que puedes, sálvame si es que quieres, escúchame si lo entiendes, olvídame si lo prefieres, sólo deja en tu mente estas últimas palabras, moriré amándote, viviré arrepentido, sufriré tu recuerdo, lloraré noche a noche cada por mis fallos,  los que me valieron perderte los que me trajeron hasta aquí, inveteradas veces, como un círculo...