lunes, 22 de octubre de 2012

Encuentro




A veces sin quererlo me brotan las palabras, tal vez porque ayer te vi en el horizonte, pensativa y despistada, como si nada de lo que hubiera a tu alrededor te perturbara. No sé qué era más bello, si el paisaje de las hojas de  los árboles cayendo como el más hermoso espectáculo de un octubre como cualquier otro, o el resplandor de tus ojos al ver los últimos rayos del sol de una tarde de domingo. No sé si te encontré sin quererlo, o me perdí y te encontré, pero el hecho es que el acontecimiento viene a sumar uno a la lista  de momento inesperados, pero a la vez anhelado. Te invito a que me esperes nuevamente, en el mismo lugar, en silencio como lo hiciste, disfrutando del viento sobre tu cara, que ahí te enviare caricias que por cobarde aún no puedo darte, y no te olvides de  impregnar tu  perfume en la brisa, que si he de esperar la  eternidad de los días que me faltan para verte otra vez,  quiero llevarme por lo menos tu aroma...

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